La UMA colabora en el desarrollo de un terapeuta robótico para niños
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20 abril 2015

La UMA colabora en el desarrollo de un terapeuta robótico para niños

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Más de un centenar de pequeños, alguno de ellos con problemas motrices, ha evaluado ya las capacidades sociales del robot. Junto a la Universidad de Málaga, participan en el consorcio la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad de Extremadura y el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.

Foto de la portada: UC3M (Flickr)

UC3M / UMA

La Universidad de Málaga ha participado con otras instituciones nacionales en el diseño de una nueva herramienta terapéutica de rehabilitación motriz para niños. El desarrollo se centra en un robot terapeuta social, interactivo y totalmente autónomo capaz de percibir las reacciones del paciente y determinar si hace correctamente sus ejercicios.

Este avance, realizado en el marco del proyecto científico Therapist, propone un método terapéutico dinamizado por un robot que parece un juguete para evitar así que la desmotivación impida la recuperación de los menores. Más de un centenar de niños ya han evaluado las capacidades sociales del robot, y algunos niños con problemas motrices han probado esta terapia. Tanto ellos como sus padres y el personal médico que los atiende señalaron que es una dinámica más divertida y atractiva y que el robot es una excelente herramienta para mejorar la adhesión al tratamiento de rehabilitación y su evaluación, según se recoge en el artículo publicado recientemente en la Revista Iberoamericana de Automática e Informática Industrial sobre este avance.

La UMA colabora en el desarrollo de un terapeuta robótico para niños
Para los investigadores el principal beneficio es que los niños ven al robot como un amigo, lo que facilita que les guste jugar con él y se desinhiban. /UC3M (Flickr)

En este proceso de investigación, en el que participan, además de la UMA, la Universidad Carlos III de Madrid (líder del proyecto), la Universidad de Extremadura y el Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, se ha conseguido convertir al robot humanoide NAO, de 58 centímetros de alto y poco más de cuatro kilos de peso, en una especie de terapeuta personal. Así lo asegura el responsable del proyecto dentro del grupo de investigación en Planificación y Aprendizaje (PLG) del departamento de Informática de la UC3M, Fernando Fernández Rebollo, quien explica que la idea es crear “un robot que no parezca un robot, que dé la sensación al niño de que está vivo, y que interactúa socialmente con él”. El objetivo adicional del proyecto es colaborar con los servicios médicos de rehabilitación de los hospitales en la definición de terapias en las que esta herramienta tenga cabida. En ningún momento del proceso existe contacto físico entre el robot y el niño ni riesgo para el menor; aseguran los científicos.

La implicación de la UMA, representada por el investigador Antonio Jesús Bandera Rubio, del Departamento de Tecnología Electrónica de la E.T.S.I. de Telecomunicación, ha consistido en el diseño de algoritmos que permitan reconocer gracias a una cámara los gestos del niño y determinar cuándo está sonriendo, cuándo se enfada o cuándo le está costando hacer ejercicio. Por su parte, el trabajo de la UC3M está centrado en  la planificación de tareas y el aprendizaje automático, algo que permite dar al robot la capacidad de decidir qué acciones quiere ejecutar en cada momento y adaptarse a las características del paciente. En el caso de la Universidad de Extremadura, investigadores de esta institución están actualmente trabajando en la aplicación de esta arquitectura de control, denominada Robocog, en otros robots terapeutas como Ursus.

Ventajas del sistema

Para los investigadores el principal beneficio es que los niños ven al robot como un amigo, lo que facilita que les guste jugar con él y se desinhiban. Así lo vivieron pacientes del área de pediatría del Hospital Universitario Virgen del Rocío, que respondieron afirmativamente al “¿Quieres jugar conmigo?” con el que este terapeuta robótico comienza las sesiones. Tras esta cuestión, el robot indica los ejercicios de rehabilitación (secuencia de posturas que el niño debe imitar) y los reproduce gracias a su cuerpo articulado. En el caso de que el niño no realice las posturas de forma correcta, el robot se lo indica de forma visual, mediante el color de sus ojos, y gracias a su voz y a su expresión corporal, le muestra cómo hacerlo.

Este terapeuta robótico podrá ser una realidad en la medicina española e incluso podría dinamizar dentro de unos años los procesos de rehabilitación de niños con patologías como la parálisis cerebral. Por el momento, los investigadores señalan que hace falta  definir las métricas para evaluar correctamente el grado de éxito de la nueva terapia de rehabilitación y el grado de interacción con el paciente al que puede llegar este robot fisioterapeuta, así como cuál puede ser su aportación en la evaluación y monitorización de las terapias.

El proyecto Therapist ha sido realizado parcialmente gracias al apoyo del Ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) y fondos FEDER bajo el proyecto coordinado TIN2012-38079.